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1. Introducción.

Necesitamos encontrar una respuesta a quién somos y por qué vivimos. La filosofía surgió a causa del asombro de los seres humanos. Lo único que necesitamos para ser buenos filósofos es la capacidad de asombro. Un filósofo jamás ha sabido habituarse del todo al mundo. Para él, el mundo sigue siendo desmesurado, incluso algo enigmático y misterioso. Un filósofo sigue siendo tan susceptible (curioso) como un niño pequeño durante toda la vida.
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2. Los mitos.

Los mitos Por filosofía entendemos una manera de pensar totalmente nueva que surgió en Grecia alrededor del año 600 antes de Cristo. Hasta entonces, habían sido las distintas religiones las que habían dado a la gente las respuestas a todas esas preguntas que se hacían a través de los mitos. Cuando había sequías en el país, la gente necesitaba una explicación de por qué no llovía. ¿Sería acaso porque los dioses habían robado el martillo de Thor?

3. Los filósofos de la naturaleza o presocráticos.

A los primeros filósofos de Grecia se les suele llamar “filósofos de la naturaleza” porque, ante todo, se interesaban por la naturaleza y sus procesos. Los filósofos de la naturaleza dieron los primeros pasos hacia una manera científica de pensar. Tales de Mileto opinaba que el agua era el origen de todas las cosas. Anaximandro de Mileto opinaba que el origen de todo era algo “indefinido”. Anaxímenes de Mileto opinaba que el origen de todo era el aire o la niebla.

4. Parménides.

Según Parménides, todo lo que hay ha existido siempre. Todo lo que existe en el mundo es eterno. Ningún verdadero cambio es posible. Los sentidos nos ofrecen una imagen errónea del mundo. Era racionalista , con una fuerte fe en la razón humana. La razón  a Parménides le decía que nada puede cambiar.

5. Heráclito.

“Todo fluye”, dijo Heráclito. En medio de todos los cambios y contradicciones en la naturaleza veía una unidad o un todo. Este “algo”, que era la base de todo, lo llamaba “Dios” o “logos”. Los sentidos de Heráclito decían que en la naturaleza suceden constantemente cambios. "Ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo río".

6. Empédocles.

Pensaba que la naturaleza tiene en total cuatro elementos o “raíces”, como él los llama. Llamó a esas cuatro raíces tierra, aire, fuego y agua. Un pintor mezcla los colores. Un cocinero mezcla ingredientes. Cuando arde un trozo de madera se convierte en humo, en tierra.  Empédocles pensaba que tenía que haber dos fuerzas que actuasen en la naturaleza. Las llamó “amor” y “odio”. Lo que une las cosas es “el amor”, y lo que las separa es “el odio”.

7. Anaxágoras.

Opinaba que la naturaleza está hecha de muchas piezas minúsculas, invisibles para el ojo. En cada célula del cuerpo hay una descripción detallada de la composición de todas las demás células del cuerpo. Es decir, que hay “algo de todo” en cada una de las células. A esas “partes mínimas”, Anaxágoras las llamaba “gérmenes” o “semillas”. Se imaginaba una especie de fuerza que “pone orden” que llamó espíritu  o entendimiento (nous).