Tomás de Aquino cristianizó a
Aristóteles de la misma manera que San Agustín había cristianizado a Platón. El
punto clave de Tomás de Aquino es que no tiene que haber una contradicción
entre un filósofo como Aristóteles y la doctrina cristiana.
Sobre la existencia de Dios,
Aristóteles suponía que había un Dios, o una causa primera, igual como dice la Biblia. Dios , por
tanto, se ha revelado ante los hombres tanto a través de la Biblia como a través de la
razón. Así, existe una “teología revelada” y una “teología natural”.
Lo mismo ocurre con la moral. En la Biblia podemos leer cómo
quiere Dios que vivamos. Pero a la vez Dios nos ha provisto de una conciencia que nos capacita para
distinguir entre el bien y el mal, sobre una base natural.
Santo Tomás de Aquino se apropió
de la lógica de Aristóteles, de su filosofía del conocimiento, así como la de
la naturaleza.
Según Santo Tomás de Aquino hay
un grado evolutivo de existencia, desde plantas y animales, hasta seres
humanos, desde los seres humanos a los ángeles, y desde los ángeles a Dios.
Los ángeles no tienen cuerpo,
porque ellos también fueron creados por Dios. Pero no tienen ningún cuerpo del
que puedan separarse, por lo que no morirán nunca.
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