Filósofo empirista. David Hume (1711-1776) inspiró a
Kant. Obra más importante: Tratado
acerca de la naturaleza humana. A su filosofía se le llama “filosofía de la
percepción”.
Según Hume, el hombre tiene dos
tipos diferentes de percepciones, que son impresiones
e ideas. Con “impresiones” quiere
decir la inmediata percepción de la realidad externa. Con “ideas” quiere decir
el recuerdo de una impresión de este tipo. (Por ejemplo, si me quemo en una
estufa caliente). Tanto una “impresión” como una “idea” pueden ser o simples o compuestas.
Según Hume, sólo es nuestro hábito el que hace que
percibamos una conexión necesaria de causas detrás de todos los procesos de la
naturaleza. (No podemos percibir que
la bola negra de billar es la causa de que la bola blanca se mueva, por lo que
no podemos afirmar que siempre se
pondrá en movimiento).
Descartes había señalado que
“ideas claras y nítidas” en sí podían ser una garantía de que algo realmente
existe.
Sobre la conciencia humana, Hume
piensa, igual que Buda, que no existe un núcleo de personalidad
inalterable.
Creer que se puede probar la fe
religiosa con la razón humana es un disparate para Hume. Hume no era cristiano,
pero tampoco era un ateo convencido. Era lo que llamamos un agnóstico. Un agnóstico es alguien que
no sabe si existe Dios.
En lo que se refiere a la ética y
a la moral, Hume se rebeló contra en pensamiento racionalista. No es la razón
la que decide lo que decimos y lo que hacemos. Son nuestros sentimientos.
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