Tanto Marx como
Kierkegaard fueron alumnos de Schelling. Kierkegard escribió una tesis sobre
Sócrates, y Karl Marx escribió su tesis doctoral sobre Demócrito y Epicuro.
Kierkegaard se hizo filósofo existencialista y Marx materialista. Pero los dos
están marcados por la manera de pensar hegeliana, aunque se oponen a su
“espíritu universal”, es decir, al idealismo de Hegel.
El materialismo de
Marx no era filosófico, como los atomistas de la antigüedad. Él quería mostrar
que los cambios materiales son los decisivos. Son los cambios materiales los
que crean las nuevas condiciones espirituales.
A las condiciones
materiales, económicas y sociales de la sociedad, Marx las llamó base de la sociedad. A cómo se piensa en
una sociedad, qué leyes tienen, qué religión, arte, filosofía o ciencia, Marx
lo llama supraestructura de la
sociedad. Las condiciones materiales levantan, en cierto modo, todo lo que hay
de pensamientos e ideas en la sociedad. Hay una relación recíproca o
“dialéctica” entre la base y la supraestructura, y por eso decimos que es un materialista dialéctico.
Según Marx podemos
distinguir tres niveles en la base de la sociedad.
1.
Lo más básico son las “condiciones
de producción”. Son los recursos naturales.
2.
El siguiente nivel abarca las “fuerzas
productivas”. Es la herramienta y las máquinas que se tienen.
3.
Las relaciones de producción de la sociedad. Se refiere a la propia
organización del trabajo, es decir, a la división del trabajo y a las
relaciones de propiedad.
La historia según
Marx es una historia de lucha de clases. Marx era consciente de que las
relaciones de la supraestructura de la sociedad pueden actuar sobre la base de
la sociedad. En todas las fases de la Historia ha habido un antagonismo entre
las dos clases sociales dominantes.
1.
En la sociedad de esclavitud el antagonismo
estaba entre el ciudadano libre y el esclavo.
2.
En la sociedad feudal el antagonismo estaba
entre el señor feudal y el siervo, y más tarde entre el noble y el burgués.
3.
En la sociedad burguesa o capitalista (la del
propio Marx) el antagonismo estaba entre el capitalista y el obrero o
proletario.
Y como la “clase
superior” no quiere ceder su predominio, un cambio sólo puede tener lugar
mediante una revolución. A Marx le interesa la transición de una sociedad
capitalista a una sociedad comunista.
Cuando el hombre
trabaja interviene en la naturaleza y deja en ella su huella. Pero en este
proceso laboral también la naturaleza interviene en el hombre y deja huella en
su conciencia.
El cómo trabajamos marca
nuestra conciencia, pero nuestra conciencia marca también nuestro modo de
trabajar. El que no tiene trabajo está vacío. El trabajo es algo positivo, es
algo que está íntimamente relacionado con el hecho de ser persona. En el
sistema capitalista, el obrero trabaja para otro, el obrero se siente alienado. El obrero está realizando un
trabajo de esclavo para otra clase social.
En 1848 publicó
Marx un manifiesto. Su primera frase
es: “Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”.
Según Marx “a la
propiedad privada capitalista le había llegado su hora”. Había que ir a una
situación revolucionaria. Primero se empezaría con una “sociedad de clases”, en
la que los proletarios mantendrían sometidos por la fuerza a la burguesía. Esta
etapa la llamaba Marx dictadura del proletariado.
Pero esta época sería breve, para dar paso a la “sociedad sin clases” o comunismo. En esta sociedad, los medios
de producción serán propiedad de “todos”, es decir, del propio pueblo.
Pero Marx se
equivocó en su análisis de las crisis del capitalismo. Se produjo un movimiento
socialista después de Marx, que se dividió en socialdemocracia y en leninismo.
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