Es muy importante adoptar una
postura crítica ante los valores de la generación de los padres.
A quien le toca la lotería de la
vida también le toca la de la muerte, pues la condición humana es la muerte.
Aunque es mejor haber vivido que no vivir nunca.
La vida misma es triste y
solemne. Entramos en un mundo maravilloso, nos conocemos, nos saludamos, y
caminamos juntos un ratito. Luego nos perdemos y desaparecemos tan de repente y
tan inesperadamente como llegamos.
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