19. El Renacimiento.

Después de la muerte de Santo Tomás de Aquino, la filosofía y la ciencia se fueron desprendiendo de la teología de la Iglesia. Cada vez había más voces que decían que no nos podemos acercar a Dios por medio de la razón, porque Dios es inconcebible para el pensamiento. Lo más importante para el hombre no es comprender el misterio cristiano, sino someterse a la voluntad de Dios.

La fe y la ciencia empezaron a tener una relación más libre. Comenzó un nuevo método científico y un nuevo fervor religioso. Aparece el Renacimiento y la Reforma. Se inventa la brújula, la pólvora y la imprenta. Se produce la transición de la economía en especie a la economía monetaria. Los burgueses del Renacimiento comienzan a emanciparse de los señores feudales y del poder de la Iglesia. Los humanistas dan un nuevo valor al ser humano. El humanista renacentista Ficino dijo ”conócete a ti mismo”. No sólo somos personas. También somos individuos únicos. Surge un nuevo interés por la anatomía del cuerpo humano. Se volvió a disecar a los muertos, con el fin de averiguar la composición del cuerpo. En el arte volvió a aparecer el desnudo. Para los humanistas del Renacimiento, la reconstrucción de Roma se convirtió en un objetivo político y cultural. Se edifica la basílica de San Pedro, sobre la tumba del apóstol San Pedro.

El Renacimiento trae un nuevo concepto de la naturaleza. El hombre se siente bien con su existencia y deja de considerar la vida en la Tierra como una mera preparación para la vida en el cielo. Esto creó una nueva actitud ante el mundo físico. La naturaleza fue considerada como algo positivo. Muchos pensaban que Dios estaba presente en la Creación, en todas partes, ya que es infinito. Se vuelve al panteísmo, como dice el budismo y el hinduismo.

Giordano Bruno dijo que Dios estaba presente en la naturaleza, y que el espacio era infinito. Murió en la hoguera en el año 1.600. El poder eclesiástico y estatal se volvió autoritario. Se persigue la magia y la superstición y aparecen las guerras de religión.

Surge un nuevo método científico, que consistía en investigar la naturaleza con los propios sentidos. La anterior fe en la importancia de la razón de la Edad Media para investigar la naturaleza se abandona por la observación, la experiencia y el experimento. Surge el “método empírico”.

Galileo Galilei dijo que “el libro de la naturaleza está escrito en un lenguaje matemático”.

Francis Bacon dijo “saber es poder”. Los seres humanos comenzaron a intervenir en la naturaleza y a dominarla.

Desde el Renacimiento, el hombre ya no es una parte de la Creación, sino que ha comenzado a intervenir directamente en la naturaleza y a formarla a su imagen y semejanza.

Comienza una “nueva visión del mundo”. En la Edad Media, la Tierra era el centro del universo. Esto es la “visión geocéntrica del mundo”. En 1543 se publicó Sobre las revoluciones de los orbes celestes, escrito por el astrónomo polaco Copérnico, que decía que no era el sol el que giraba en órbita alrededor de la Tierra, sino al revés. Esta es la “visión heliocéntrica del mundo”. Todo gira alrededor del sol. Copérnico todavía pensaba que el sol era el centro del universo.

Johannes Kepler descubrió las órbitas elípticas de los planetas.

Galileo Galilei formuló la ley de la inercia: “La velocidad que ha adquirido un cuerpo se mantendrá constante mientras no haya causas exteriores que la modifiquen”. Pensaba que la marea alta y la marea baja debían ser por la fuerza de la luna.

Isaac Newton (1642-1727) aportó la descripción definitiva del sistema solar y de los movimientos de los planetas. Formuló lo que llamamos ley de la gravitación universal. La luna no cae a la Tierra por la actuación de las dos fuerzas anteriores: la gravedad y la inercia.

El Renacimiento también dio lugar a una “nueva relación con Dios”. Apareció una visión individualista del hombre. A partir del Renacimiento, la Biblia se tradujo del hebreo y del latín a las lenguas vulgares, lo que tuvo mucha importancia para la Reforma luterana.

Lutero decía que el hombre no necesita pasar a través de la Iglesia o de sus sacerdotes para recibir el perdón de Dios. Su consigna era: “únicamente las Escrituras”. Lutero pensaba que el hombre no recibía la absolución y la salvación a través de los ritos de la Iglesia. Los hombres reciben la salvación totalmente gratis mediante la fe.

Erasmo de Rotterdam opinaba que Lutero tenía un concepto demasiado negativo del ser humano, porque pensaba que el hombre había quedado totalmente destruido tras el pecado original. Según Lutero, el hombre puede legitimarse únicamente por la gracia de Dios, porque el pecado trae la muerte.